Uso mágico y religioso de las plantas
A lo largo de la historia de la humanidad, el mundo de las plantas ha sido testigo de todo tipo de leyendas y especulaciones. Desde sus orígenes mitológicos hasta sus aplicaciones mágicas, las plantas han sido utilizadas por el hombre con finalidades variopintas: curaban la melancolía, exorcizaban a los posesos, encontraban a las personas amadas, protegían de rayos y tormentas, propiciaban la suerte y … hacían volar …
El uso de plantas “mágicas”, muchas de ellas alucinógenas, ha formado parte de la experiencia humana durante milenios, desempeñando un papel importante en la cultura y los ritos religiosos de civilizaciones antiguas y presentes. Las virtudes, ocultas y manifiestas, de las plantas hacían de sus conocedores, personas con un extraordinario poder en las sociedades de todas las épocas. Distinguir un hongo venenoso de uno beneficioso era fundamental como saber elegir la especie vegetal más apropiada para curar una infección o un dolor articular.
El conocimiento sobre las plantas quedó circunscripto en ciertas personas conocedoras, en las culturas arcaicas lo depositaban en el chamán (una mezcla de la figura del sacerdote, el brujo y el curandero). En los griegos antiguos estaba el rhizotomo (experto en la herboristería medicinal) y el pharmacopola (conocía y comercializaba con las drogas y medicamentos vegetales). En el medioevo de la Europa occidental el conocimiento de las plantas se dividió en dos: el conocimiento culto depositado en las manos de los médicos y boticarios, que atendían a las clases altas de la sociedad, y el conocimiento popular lo ostentaban las hechiceras y brujas, que cuidaban la salud de los campesinos y a las clases bajas.
De esta manera se fue desarrollando dos formas de ver el mundo de las plantas: el oficial, culta y universitaria que despreciaba la otra visión que era la popular y la consideraban supersticiosa e ignorante.
En la Edad Media y en la Moderna, las brujas no eran bien consideradas. Se las relacionaba con pactos con el Diablo, con vuelos en escobas (símbolo fálico que se relacionaría con la supuesta promiscuidad sexual de aquellas). Los vuelos estarían a su vez asociados al uso de drogas conocidas en la Europa rural.
En Sajonia, en el año 789, una capitular ordena ejecutar a quienes postulen el efecto saludable de quemar a las brujas e incluso a quienes crean en la existencia de tales personajes. Se considera que solo los brujos y las brujas pueden tener fe en sí mismos.
La hechicera cortesana clásica es alguien que ejerce un oficio, necesita dinero y conocimiento de causa, sobre todo constituye un personaje urbano, conocido ya en la Roma arcaica. Teócrito describe a una de estas mujeres –Simetha- enel poema “Idilio 2”. Una descripción teatral, posee un laboratorio o algo análogo donde prepara una variedad de artículos, trabaja la cosmética femenina, así como los frutos relacionados con el amor carnal, los productos que causan pasión erótica, aborto de hijos indeseados, entre otros. Sus servicios son demandados por todas las clases sociales, principalmente los ricos.
En la alta edad media surge una “bruja rural” bien distinta. También ligada a los preparados, pero además a confeccionar cosméticos, filtros y remedios. Usa ungüentos para inducir vuelos mágicos y otras operaciones de la hechicería de posesión. En realidad, oficia como ministro de ceremonias religiosas que son entendidas por los ajenos a su círculo como ritos de adoración a Lucifer, aunque forman parte de cultos a dioses muy anteriores, concentrándose sobre todo en Artemisa-Diana, diosas de la luna griega y romana respectivamente. La bruja clásica es un oficio esencialmente laico, mientras que la bruja rural sirve de cauce a una amalgama de propósitos, que desemboca también en celebraciones de tipo orgiástico, los asistentes a estos sitios, que luego llamarían Sabbats, se cree que eran en su mayoría mujeres. El vehículo enteogénico empleado eran pomadas o ungüentos de gran actividad. Gran parte de sus recetas acabaron pasando a la botánica como respetables medicinas.
Entre los estudiosos no faltan quienes sostienen, como Burkherdt, que su personalidad fue prácticamente inventada por los inquisidores. Otros aún realistas como M. Murray entienden que representaban a la vieja “religión” del oeste de Europa, básicamente celta, practicada por muchos sectores de la comunidad medieval y moderna. Estas posturas tienen sustento teórico, histórico y documental y se compatibilizan ya que este fenómeno dura aproximadamente 800 años, deformándose y exacerbándose progresivamente.
Ejemplos de especies de uso “mágico”
Mandrágora
Mandragora autumnalis Berto. -Solanaceae-. Se trata de una planta altamente tóxica, algo que la relaciona con sus usos mágicos y como anestésico. Puede llegar a provocar la muerte si es ingerida directamente y tiene actividad a través de la piel, por lo que es poco prudente manipular sus hojas, frutos y sobre todo sus raíces. Entre los síntomas de intoxicación por la mandrágora se han documentado mareos, dificultades para respirar y bradicardia. Su cultivo es peligroso y desaconsejado, aunque sus flores son bonitas y vistosas, lo que le confiere un valor ornamental muy alto.
Se decía que quien quisiera hacerse de una planta, el simple hecho de tocarla significaba la muerte. Debido a su fosforescencia era fácil de localizar, pero era todo un reto intentar desenterrarla. La única manera de obtenerla era cavando alrededor de la planta hasta que solamente una pequeña parte de raíz quedara cubierta; hecho lo anterior, se tenía que amarrar un perro a la planta y alejarse, el animal al querer zafarse, jalaría la cuerda, desenterraría la mandrágora y aunque moriría en el intento, le habría proporcionado a su amo un infalible talismán contra los demonios.
Según otras versiones, la mandrágora evitaba las heridas en batalla, curaba todas las enfermedades, daba suerte en el amor, favorecía la fertilidad, garantizaba buena puntería y también ayudaba a encontrar tesoros ocultos.
En la edad media, las brujas llevaban a cabo sus rituales usando la mandrágora con pomadas, líquidos, etc., tanto en magia negra como blanca.
Beleño negro
Hyoscyamus niger L. -Solanaceae-. Fue conocido como frijol de cerdo, frijol de Zeus, Adormecedor, Enloquecedor, Demencia, Hierba de Apolo, planta de dragón, etc. El nombre de la planta proviene del Dios galo Belenus al que le estaba consagrada por embeleñarse o envenenarse. En la mitología gala, Belenus representa lo que Apolo en la mitología griega y romana.
Las videntes y sacerdotisas del oráculo apolinio (Oráculo de Delfos) lo ingerían como hierba del radiante y extático Dios del sol, Apolo, para dar paso a las visiones del pasado, presente o futuro. En la época medieval era empleado como ingrediente en brebajes amorosos, para el enlace amoroso. Como afrodisiaco se fumaban las semillas o las hojas secas, a veces pura o en mezcla con Cannabis. Los baños medievales también se sahumaban con semillas de Beleño negro. Por otra parte, los yerberos europeos la utilizaban para combatir las úlceras malignas, convulsiones e infecciones.
Los antiguos germanos llamaban al Beleño negro: Bilsa, Pilsen o Pilsenkrut y era una importante hierba mágica, con ella elaboraban pociones para olvidar y se utilizaban en el ritual erótico del clima. Los germanos elaboraban la cerveza con mijo, trigo, malta y cebada y como aún no se usaba lúpulo para amargar y conservar, en su lugar se usaban ramas de mirto, follaje de fresno, romero silvestre de los pantanos, pero sobre todo semillas de beleño negro. Con la ley de pureza para la cerveza de 1516 en Alemania, se prohibió el uso del Beleño negro para su elaboración. Por tanto, este volvió a la ilegalidad de la antigüedad y fue confinado a los bosques embrujados a causa del creciente poderío de la iglesia en el siglo XII. Su principal empleo era como ingrediente en los llamados ungüentos de brujas o ungüentos mágicos. Los jóvenes aspirantes a ingresar a los grupos dedicados a estas artes, frecuentemente bebían un preparado que contenía Beleño de modo tal de propiciarlos en los rituales sabáticos preparatorios para su aceptación oficial en los círculos de brujería.